No me canso de decir que muchas veces el proceso judicial y la sentencia con la que finaliza éste no es el punto y final al conflicto, sino que en ocasiones solo sirve para agudizar la situación y que el conflicto continúe y se alargue en el tiempo.
En derecho de familia esto ocurre en muchas ocasiones. Una sentencia de divorcio a veces no deja contenta a ninguna de las dos partes y continuamente vemos cómo el conflicto sigue vigente a pesar de los años transcurridos desde que se dictó la sentencia y se suceden procedimientos de modificación de medidas, de ejecución de sentencia o incluso denuncias en vía penal. Muchas familias peregrinan por el juzgado durante años y años, con el desgaste que ello conlleva.
Sin embargo, estoy convencida de que otra forma de trabajar es posible y que tenemos que cambiar la mentalidad actual que nos lleva a acudir directamente al juzgado y no explorar otras vías que pueden ser más satisfactorias para todos.
Todos hemos oído hablar de la mediación pero existe otra vía menos conocida que es el derecho colaborativo ¿en qué consiste?
El derecho colaborativo es un método alternativo de resolución de conflictos que se centra en las necesidades de las partes, que muchas veces incluso ellas desconocen, haciendo partícipes a las personas en la búsqueda de una solución pactada y satisfactoria para ambas partes. Pero, fundamentalmente, es una manera de trabajar para los abogados desde unos principios y valores totalmente diferentes a los que estamos acostumbrados.
Su origen y desarrollo ha tenido lugar en Estados Unidos gracias al abogado Stuart Webb y aún es poco conocido en nuestro país, si bien existen varias asociaciones de derecho colaborativo como las de Euskadi, Madrid, Asturias, Cantabria, Castilla La Mancha, Murcia y Navarra. La de Euskadi fue la pionera en nuestro país y se encargó de introducir este método en España. Os animo a explorar su web porque es realmente interesante.
La base de este proceso es la negociación en equipo entre abogados, clientes y otros profesionales (notarios, psicólogos, psiquiatras, graduados sociales, peritos…) para intentar alcanzar un acuerdo a largo plazo a través de soluciones creativas desde los valores de buena fe, respeto y transparencia.
A diferencia de la mediación, en este método no interviene un tercero mediador, sino que las partes están acompañadas en todo momento en el proceso por sus respectivos abogados, que se encargarán de defender los intereses de sus clientes. Los abogados que intervengan en un equipo colaborativo tienen que contar con formación en la materia y tienen la obligación de renunciar a continuar asistiendo a sus clientes si finalmente el tema acaba en el juzgado.
Este procedimiento, que no sólo se utiliza en temas de familia sino también en otras materias del ámbito civil, mercantil, laboral, etc tiene la ventaja de ser más rápido, más económico y de obtener un acuerdo duradero en el tiempo. Además, el procedimiento pone el acento en que la comunicación entre las partes sea respetuosa, siempre buscando el bien de los hijos en común, intentando dejar atrás la frustración que en ese momento se pueda tener y mirando siempre hacia el futuro. Una vez finalizado el procedimiento, el acuerdo se llevará al juzgado por los trámites del procedimiento de mutuo acuerdo.
Me diréis que es inviable, que un procedimiento de este tipo no es fácil. Lo sé y también sé que este proceso no es válido para todo el mundo (por ejemplo, en temas en los que exista violencia de género) pero creo que el futuro del derecho de familia debe buscar otras vías diferentes a las actuales y el derecho colaborativo me parece una buena opción a explorar.
¿Habéis tenido experiencias al respecto? Yo aún estoy tomando contacto con el tema y me gustaría conocerlo más a fondo.
Quiero darle las gracias a Lucía Moro, presidenta de la Asociación de derecho colaborativo de Asturias y a Ana Ballesteros Temprano por su trabajo sobre el derecho colaborativo “El derecho colaborativo: una forma más humana para la solución de controversias” que me ha servido para una primera toma de contacto con este método de resolución de conflictos que prometo explorar.